Perseverancia, determinación y trabajo, conoce la historia de la barbera Johanna Restrepo

"Siempre quise emprender, desde antes de ser barbera ya pensaba en tener un negocio propio". Así de claro lo tenía Johanna Restrepo, una venezolana que dejó la docencia y la contabilidad para llegar a Chile a probar suerte. Y vaya suerte que tuvo al descubrir y encontrarse con la que ahora es su gran pasión: la barbería. 

Pero esa “suerte” no es más que fruto de mucho trabajo y determinación. Dos características que destacan en ella, y que la han llevado a hoy tener su propia barbería 'Vitruvio by Johanna Restrepo', y ser sin duda un referente para quienes están pensando en dar ese paso hacia la independencia.

“En algún momento quise tener un blog para motivar a otros barberos y estilistas a emprender, porque no es complicado si eres ordenado. La clave en nuestro rubro es saber tratar a las personas, saber de tu profesión y tener conocimientos financieros”, explica.

Hoy a pocas semanas de cumplir un año con su barbería, queremos que además de que conozcan su trabajo, conozcan su historia, porque sin duda es un ejemplo.

¿Cómo y cuándo comienzas en la industria del cuidado? 

Al llegar a Chile en 2016, y en vista que no tenía aún los papeles en regla, decidí comenzar a trabajar en una peluquería. Ahí hice de todo, o sea, desde barrer el piso hasta llegar a tener mi clientela.

A medida que trabajaba me gustaba más y más la industria, y eso generó que sintiera ganas de especializarme en esto, y a la vez soñar en que se transformaría en mi negocio. Desde un principio quise eso, tener mi negocio.

¿Cómo llegas al mundo de la barbería?

En el transcurso de trabajar con mujeres me di cuenta que era alérgica a los productos de decoloración, por ejemplo, entonces me puse a pensar en cómo darle la vuelta al trabajo, para seguir en esto, pero sin que afectara mi salud. Fue en ese momento cuando me percaté que existía la barbería y decidí profesionalizarme, para eso, me fui a estudiar 6 meses a Venezuela.

Estudiaste, volviste a Chile, comenzaste a trabajar en diversas barberías de la Región Metropolitana y diste el gran paso… ¿Qué tal ha sido instalar tu propia barbería? ¿Qué te motivó?

Como les contaba siempre quise emprender, o sea desde antes de ser barbera ya pensaba en tener un negocio propio. En el mundo de la contabilidad me pasaba que hacía trabajos que a mis superiores no les importaban, entonces no entendía por qué gastar mi energía en eso, pudiendo gastarla en algo propio. Además mi papá siempre fue emprendedor, y yo trabajaba con él en el área administrativa y aprendí muchísimo. 

Si bien abrir la barbería ha sido una experiencia muy divertida y que me llena, no hay que olvidar que trabajar para uno mismo requiere mucho orden. 

¿Qué le dirías a quienes quieren emprender?

Mi primer consejo es que siempre estén empapados de lo que quieren hacer. Aunque yo no lo sentí difícil también hay un proceso de estudio anterior, desde profesionalizarme en la carrera hasta la experiencia en el oficio, anteriormente administré una barbería completamente, aprendí de proveedores, adquirí contactos y aprendí a relacionarme en la industria. 

Básicamente es el mismo consejo que me dio mi papá a mí. "Emprende en lo que tú sabes hacer". Entonces si quienes me están leyendo tienen conocimientos, hay que dejar las pretensiones y sentarse frente a un espejo y analizar si tienes todas las competencias. Al final, no solo se trata de cortar el cabello, sino que saber tratar a una persona con respeto, aunque a veces no te respondan de la misma forma. También debes estar actualizado en el mundo de la belleza, y por último debes empaparte de estudios financieros. 

Este último es muy importante, porque lo veo muchísimo, veo a muchos trabajando por un precio que no te deja nada de ganancia. Y es que si vas a hacer las cosas bien, debes considerar que hay costos detrás de todo. Entonces es muy importante tener un poco de información financiera como base.

Del salón a la barbería

¿Y cómo fue pasar de trabajar con mujeres a hombres, que es un público muy distinto?

Cuando dejé la peluquería siempre tuve un buen trato. Llegaban muchos hombres con curiosidad, algunos no querían cortarse con mujeres por miedo al corte, pero yo siempre he sido de comunicarme mucho hasta el punto de hacerle sentir confianza, para interpretar lo que quiere.

Entonces así como en un minuto tenía que lograr llegar a mis estudiantes, ahora tuve que aprender a llegar a mis clientes.

Tienes un sello muy particular y un estilo muy propio ¿Qué tan difícil fue esa búsqueda?

La mayoría de las barberías tienden una inclinación más urbana, pero no me siento cómoda en ese ambiente. Trabajé en una de hecho, y me di cuenta que no es lo mío.

Siempre he tenido personas a las que he admirado. Por ejemplo admiro la elegancia de mi madre, y desde ahí siempre he querido ofrecer servicios tops. El estilo de mi barbería refleja lo que me gusta a mí, lo retro, lo elegante, lo bonito. 

 El hombre ya se cuida

¿Cómo es el cliente tuyo? 

Principalmente las personas que yo atiendo son de estilo clásico, que es lo que yo ofrezco. Es un hombre perfil empresario, seguro de lo que quiere, se deja asesorar, confía mucho en mí y eso es muy motivador.

También atiendo al hijo de ese ejecutivo, que es un adolescente, que quiere seguir modas, y finalmente también estoy abierto a eso. Me gusta estar a la vanguardia, me gusta estar estudiando, ver qué está pasando afuera.

¿Cómo conociste Sir Fausto?

Estuve un tiempo en Suecia Barbershop, y una vez el dueño llegó de Argentina entusiasmado porque había conocido la marca. Nos hizo aprender una guía completa de los productos, y comenzamos muy entusiasmados a trabajar con la marca.

Luego me cambié de trabajo, y en esa nueva barbería, tuve la oportunidad de recibir una charla por parte de Sir Fausto, y también trabajamos un tiempo con estos.

¿Cuál es tu apreciación de la marca?

Es muy buena. Y tengo una historia en particular con el primer producto que me encantó. Y es que somos seres humanos y hasta los más diestros cometen errores, por lo mismo el primer producto que me cautivó fue el after shave, porque como no era al principio muy diestra con la navaja, ese producto me ayudaba de forma instantánea con la irritación del cliente.

Lo segundo que me encantó de la marca es que trabajaban con muchos extractos naturales, y que sus productos no solo huelen bien, sino que actúan bien. Por eso cada vez que recomiendo Sir Fausto les hablo de su calidad, de ahí que mis clientes después de usarlos siempre me dicen que han solucionado sus problemas; por ejemplo el de la caspa. Entonces, cuando un producto te da la confianza de venderlo con seguridad, y de que ayudará a tus clientes, es lo máximo.