¡Tradición familiar! Crecer rodeado de navajas, tijeras y un gran referente de la barbería llevaron a que Diego y Rubén siguieran los pasos del que ellos definen como un rockstar: su padre Rubén Mondaca H., quien comenzó en 1968 en el rubro y 10 años después instauró una barbería familiar, que hoy además de gozar el título de ser una de las más importantes de Chile, conversa la calidad del comienzo.
“Nos unimos a la barbería porque es algo que veíamos toda la vida. Íbamos a clases cerca del trabajo de mi papá, entonces, pasamos mucho tiempo en la barbería. Es más, mi papá compró unas sillas antiguas antes que nosotros empezáramos en la barbería, deben estar hace 40 años, y lo hizo pensando en que nosotros termináramos en esos sillones. La visión de él nunca fue otra”, nos explican a través de una entrevista por Zoom.
Si hay algo importante en este rubro es el contacto con las personas, y su padre es un ejemplo de buena atención, la cual les ha permitido a esta dupla barbera continuar atendiendo a muchos clientes que se realizaban cortes con su papá en esa época. ”Hablamos de personas que nos veían hacer tareas en la barbería”, agregan.
Y aunque su padre les dio todas las herramientas para que siguieran lo que ellos quisieran e incluso les dio la posibilidad de ir a la universidad, la pasión pudo más, así como también las ganas de continuar con este sueño familiar. “Con los años nos dimos cuenta que jamás podríamos haber estado detrás de un escritorio. Y es que si bien vivimos y trabajamos con público, el arte de nosotros está en nuestras manos”.
¿Cómo comenzó todo?
Diego: Dedicarnos a la barbería responde al no dejar el sueño inconcluso de mi padre, porque era un hombre de mucho esfuerzo que le tenía un amor enorme al trabajo. Si bien nosotros tuvimos la mejor educación, y tuvimos la opción de entrar a la universidad, mi padre nos inculcó el amor por la barbería y la belleza.
¿Y qué pasó cuándo le dijeron que querían ser barberos?
Diego: Además de apoyarnos, nos instó a hacerlo. No queríamos, y él tampoco quería, dejar un sueño inconcluso. Mi papá siempre me decía “mira yo tengo este elefante blanco, lo hemos criado, me he sacado la mugre para hacer esto, y sería una pena que en algún momento todo esto se perdiera y que nadie tomará la posta”. Tuvimos la suerte de tomarla ambos, y ha sido un camino muy lindo. Mi hermano lleva 26 años en la barbería y yo 31.
Desde los 16 años ya sabíamos cortar el cabello y era parte de nuestra independencia. Porque si bien mi papá tenía el poder adquisitivo para que no tuviésemos que trabajar a tan temprana edad, para nosotros siempre fue importante esa independencia.
Eso nos permitió que después de salir del colegio, a los 20 años, por ejemplo, yo ya tuviera mi propio auto, departamento, mientras que el resto de mis amigos estaban en la universidad dependiendo de sus padres, y lejanos de la independencia.
Rubén, alguna anécdota que recuerdes o algo que te inspirara a seguir el camino de tu padre…
Había algo muy importante, la amistad que reflejaba la barbería. Siempre mi papá hacía que el espacio y el ambiente fuese muy acogedor, y por lo mismo seguimos atendiendo clientes de mi papá de hace 40 años.
Nosotros trabajamos en otras empresas también, porque no queríamos que nos dijeran que estábamos en la barbería porque éramos hijos del dueño, entonces salimos a probarnos a otras empresas, y ahí descubrimos lo aún más grande que era mi papá…
A mí me motivó que en nuestra barbería todos eran iguales, todos amigos, y es lo que seguimos inculcando.
¿Cómo definirían a su papá?
Diego: Es difícil definir en pocas palabras a una persona tan grande y tan influyente para nuestra vida. Era un tipo muy querido, que nos hizo aprender a la antigua, y un trabajador extraordinario. Si hay algo que siempre me repitieron sus clientes, y si hay un legado, es lo trabajador que era.
Al principio no solo se levantaba a las 07:00 AM, sino que terminaba a las 00:00, y de lunes a domingo. Además paralelo a la barbería llegó a tener una flota de taxis. No sabíamos de dónde sacaba tiempo. Pese a ello, y luego de esa experiencia, me confesó que nunca nada lo había hecho más feliz que la barbería.
Rubén: Para mí después de haber recorrido este mundo de la barbería, y enfrentando los problemas de persona grande… a mi papá lo resumiría con las palabras: perseverancia y responsabilidad. ¿Cuántas vacaciones tuvimos con mi papá? Contadas con la mano. Y las veces que salíamos, había trabajo involucrado, porque mezclaba todo con la pega.
Ahora, ustedes también son padres ¿Cómo ven sus hijos la profesión? ¿Creen que seguirán el legado?
Diego: La próxima esperanza, y el elegido debería ser el hijo de Rubén. Está demostrando interés, además su mamá está relacionada con la temática, y hoy en día la barbería es más cool y atractiva de lo que era cuando nosotros partimos.
Rubén: Hemos intentado que Martín siga su camino sólo. Le encanta la barbería y todo lo que conlleva. Él tiene las herramientas, los hemos metido a cursos, pero yo como papá quiero que entienda que no es una obligación. A mí como Rubén Mondaca me sirve todo, mientras lo haga feliz. Además, sea como sea lo voy a involucrar en el negocio, a lo mejor le tocará ser administrador o instalar más sucursales de la marca.
Creo que lo peor que uno puede hacer es obligar a alguien a hacer algo. A mí me dieron todas las herramientas para que hiciera cualquier cosa distinta a la barbería, pero al final terminé en ello. Y es que uno igual se va dando cuenta que existe un camino seguro, en el que tu entorno conoce la dinámica.
Si bien su papá tenía una técnica, con el tiempo estas van evolucionando y se van modernizando. Respecto a esto, ¿cómo era la barbería de aquella época, la que aprendieron, y cómo es la de hoy?
Diego: Mi papá aprendió barbería y peluquería clásica con un español, y él me enseñó todo lo relacionado a varones. Si bien ha existido un cambio y modernización, lo que nosotros hacemos es básicamente clásico. Nosotros nos dedicamos al clásico y eso tiene una base y de ahí uno va trabajando a partir de ella, porque no puedes ser un copy paste. Es lo que pasa cuando voy a un curso o estoy aprendiendo de alguien, lo veo, lo analizo, pero lo llevo a mi técnica. Trato de hacer que sea una herramienta más dentro de lo que yo hago, y que mejore y, no que transforme la forma de trabajar.
En la barbería actual hay muchos chicos que creen que están descubriendo la rueda (cortes de barba, diseños, bigotes) y el otro día mientras veía los Cazafantasmas, al final de la película sale un cantante con diseños en el pelo. Entonces, a lo que voy si en los 80’s ya habían diseños, claramente no estás descubriendo la rueda.
Por eso, cuando hago cursos enseño historias y mi técnica, pero nunca digo que esta es la verdad o la única forma. No tengo la última palabra ni la primera. Entrego la experiencia.
Yo sigo aprendiendo de mi hermano todos los días, aunque hacemos lo mismo. Y es que todos merecen respeto hasta los que están empezando, porque a veces mirándolos te das cuenta que logran cosas que tú llevas años intentando lograr. La técnica es la base de tu edificio, pero otra cosa es el negocio de nuestro edificio. Uno vende las terminaciones, la parte bonita, y ahí es donde cada uno pone de su cosecha y puede crear sobre una base.
Rubén: Para mi papá lo más importante era hacer los fade a tijera y navaja, no ocupaba máquina. Entonces nosotros aprendimos de esta manera. Cuando empezó a salir la moda de las máquinas no sabíamos ocuparlas, porque teníamos la costumbre de hacerlo a mano. Pero claro, aunque lo puedes hacer a mano, cuando tienes 15 clientes esperándote, debes aprender nuevas técnicas y hacer algo más óptimo. Para nosotros agarrar la máquina fue un desafío, y comenzamos a alternar la máquina con nuestras técnicas.
¿Qué le dirían a su papá?
Diego: Nosotros eramos muy amigos y nos dimos, y dijimos todo. Él sabe lo orgulloso que estamos de él, y la verdad cuando trato de conectarme con él, siempre pienso en cómo hago para que se sienta orgulloso de mí. Por lo cual, lo único que haría es preguntarle si está orgulloso.
Rubén: Él siempre decía que “un buen hombre se ve cuando muere”, y cuando él falleció no apareció ninguna mujer, ningún hermano perdido, y claro, me siento orgulloso de él. Nunca se cayó del pedestal.
Teníamos tantas sobremesas hermosas, que te prometo que no tendría nada para preguntarle. Para mí, mi papá es un rockstar ¿y qué le dices tú a uno? Nada, sólo lo admiras y le pides una foto.